El Duelo,  es un proceso que tiene unas fases que hay que pasar y no es una enfermedad en sí misma  pero a veces en ciertas personas puede producir problemas psicológicos como ansiedad, inadaptación o depresión.

Cuando el dolor dura demasiado, la persona queda anclada en una de las fases y no puede avanzar, es entonces cuando los mecanismos naturales que ayudan a elaborar la pérdida del ser querido dejan de funcionar y nos encontramos ante lo que en psicología se denomina un duelo complicado. El proceso de terapia para el duelo, ayuda a integrar las emociones de la perdida y aceptarla como parte natural de la vida, sintiendo que se es capaz de seguir adelante.

Algunos de los síntomas que pueden indicar el comienzo  o mantenimiento de un duelo complicado:

• Sentimientos prolongados e intensos de culpa por cosas que se hicieron o se dejaron de hacer con el ser querido.
• Pensamientos de que es uno mismo quien debería haber fallecido, en vez de la persona querida.
• Desesperación extrema, sensación de que por mucho que lo intente nunca se va a poder recuperar una vida que merezca la pena vivir.
• Aunque haya pasado varios años, has perdido la ilusión por la vida y te resulta muy difícil alegrarte por algo.
• Entontecimiento psicomotor persistente y duradero en el tiempo.
• Deterioro funcional prolongado en el tiempo, no poder realizar las actividades de la vida cotidiana de manera efectiva.
• Cuando te sientes incapaz de deshacerte de objetos o ropa del fallecido y dejas su habitación tal y como se quedó desde la perdida.

El duelo no es un proceso lineal, es normal que se producen altibajos emocionales, ya que en las fechas señaladas como el primer aniversario, las primeras vacaciones o  las primeras navidades sin la persona querida se dispara de nuevo el dolor, la impotencia y la tristeza que creíamos que ya habían pasado.

Podemos considerar que el duelo se ha elaborado cuando la persona es capaz de pensar en el ser querido sin sentir dolor, lo que quiere decir que puede disfrutar de sus recuerdos, sin sentir remordimientos, o culpabilidad, no quiere decir que en ciertos momentos no pueda sentir tristeza pero acepta sentir la emoción y además puede hablar de ello con plena libertad. Cuando se recupera el interés por vida, cuando se mira el futuro con esperanza y cuando interioriza que se encuentra en la vida y que en vida se vive, se puede decir que ya ha elaborado el duelo.

La duración del proceso de duelo puede variar significativamente de una persona a otra y depende de diversos factores, como la naturaleza de la pérdida, el tipo de relación que se tenía con la persona fallecida y los recursos de afrontamiento disponibles. Sin embargo, se estima que en el periodo de un año el dolor por la pérdida puede ser menor.

En casos de duelo complicado, donde el proceso de duelo se complica y se prolonga, se recurre a enfoques terapéuticos adicionales. La "terapia del duelo complicado" utiliza técnicas similares a las que se emplean para tratar la depresión o el estrés postraumático. Estos enfoques pueden incluir: Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Se centra en cambiar patrones de pensamiento negativos y comportamientos poco saludables relacionados con el duelo. Terapia de Exposición: Puede ser útil para abordar traumas asociados a la pérdida y ayudar a la persona a procesar los eventos dolorosos. Mindfulness y Técnicas de Relajación: Ayudan a la persona a manejar el estrés y la ansiedad asociados con el duelo.